Moriond no existe, es sólo un nombre, el de una conferencia, la que se celebra todos los años a finales de febrero o principios de marzo en los Alpes, en concreto en La Thuille, una pequeña población de esquí en el norte de Italia, en la antigua Saboya, junto a la frontera con Francia. Es una de las conferencias importantes del campo, en donde los físicos de partículas presentan las últimas medidas y observaciones, y que en algunos casos, han mantenido en secreto, no sin dificultades, durante las semanas previas. ¿Quién creía que los físicos no disfrutamos con el espectáculo?
Belen Gavela, catedrática de la Universidad Autónoma de Madrid, y una de las físicas de mayor prestigio europeo, me comentaba, mientras subíamos en el ascensor del hotel Planibel donde estábamos alojados los asistentes a la conferencia, que estábamos todos como colgados (utilizó la palabra ‘high’ en inglés) con tantos resultados y no le faltaba razón. La conversación continuó en el rellano de la sexta plana, con un ‘Mira hoy por ejemplo, ¿Has visto los resultados sobre la búsqueda de materia oscura en CMS?’. Belén hacía referencia a la ponencia de S. Worm sobre la búsqueda de sucesos con un único fotón o un único chorro de partículas en el experimento CMS del LHC. Los datos de un sólo año han sido suficientes para que CMS desbancase del mercado a experimentos que llevan años buscando las esquiva materia obscura. Y Belén añadía: ‘Pero han sido todos los días’
Todos o casi todos. El miércoles fue el gran día. Se iba a hablar de del bosón Higgs, aunque en Moriond, no se podía hablar sólo ‘de Higgs’. Nuestros colegas franceses, que son quienes organizan la conferencia desde los años 60, habían invitado para la ocasión al profesor Englert de la Universidad Libre de Bruxelas, que junto con R. Brout, publicó en el verano de 1964, unas semanas antes de que lo hiciera el profesor Higgs, un artículo en el que describían el mecanismo de rotura espontánea de simetría mediante un bosón, que todo el mundo conoce ahora como de Higgs, pero que durante la semana de Moriond, se llamó, más justamente, de Englert-Higgs o simplemente ‘escalar’, sin nombre propio. El profesor Englert dio muestras de estar en plenas facultades intelectuales a sus ochenta y algo años, y también físicas, pues nos recordó en escena que su bosón adquiría masa algo así como haciendo aerobic: arriba y abajo, adelante y atrás. Además de expectación había cierta inquietud. Ya conocíamos los resultados de ATLAS y de CMS sobre la búsqueda de bosón de Higgs, perdón, de Englert-Higgs, porque ambas colaboraciones los presentaron en un seminario conjunto el 13 de diciembre pasado en el CERN. Pero no sabíamos el resultado de los americanos, de las colaboraciones CDF y D0, de Laboratorio de Fermi, Illinois, EEUU, sobre la búsqueda del Higgs con todos sus datos y canales. “¿Lo habrían descubierto ellos antes? No, no podría ser… no tenían sensibilidad para ver un Higgs, ¿no?” Eso nos decíamos en el café antes de la presentación. Aquel día estaban en el auditorio los directores de los experimentos ATLAS y CMS, quienes querían saber de primera mano cuál era el resultado de los americanos. Y hubo algunas sorpresas. La primera: que CDF,D0 al igual que ATLAS y CMS observan un exceso de sucesos que podría ser una señal del bosón Englert-Higgs, y la segunda, que el exceso aunque significativo (2 sigmas en jerga de los físicos) no es suficiente para gritar “¡Lo vi primero!”. La ventana de masas desde la que puede asomarse el bosón Englert-Higgs es ahora diminuta 122-129 GeV, y todos los experimentos: ATLAS, CMS, CDF & D0, indican que está ahí… al alcance de los dedos. El ambiente de la reunión de la mañana quedo electrizado, como si todos estuviésemos en una sesión del espiritismo tan de moda en las primeras décadas del siglo XX, como si en la sala fuera a materializarse un fantasma, aquel ‘bosón’ que saliera de la mente del profesor Englert y Higgs 48 años atrás. Tendremos que esperar hasta el verano, o a más tardar hasta diciembre para poder afirma que esta ahí, pero como bien preguntase al auditorio el profesor Alain Blondel en la charla con la que clausuró la conferencia: ‘¿Quién se atreve a apostar en contra?’. Nadie lo hizo.
En el rellano de la sexta planta, Belén se refirió también a los resultados de mi experimento, el LHCb, que en parte presenté yo mismo, el lunes por la noche, antes de que el Director General del CERN, nos sorprendiera con una nota de prensa al respecto, a los pocos minutos de acabada mi ponencia. Belén negaba con la cabeza: ‘Los teóricos tenemos que cambiar de paradigma, ¡Tenemos que cambiar de paradigma!’. Mi experimento, el LHCb, busca nueva física en las desintegraciones de los mesones de belleza, que en el LHC se producen a centenares de miles por segundo, enormes cantidades donde buscar algunas extrañísimas, como la del mesón de belleza extraña a dos muones, que debería suceder tres veces en mil millones de veces. Lo interesante de este proceso es que el modelo teórico (modelo estándar) predice exactamente cuántas son, pero también que esta cantidad puede ser mucho mayor en el caso de que existan nuevas partículas ahora desconocidas. En la misma sesión de la tarde, un colega empezó su ponencia asegurando que el LHCb había roto los juguetes (de los teóricos) de navidad, alguien replicó desde el público que más bien les habíamos robado la bicicleta nueva, otro dijo que lo habíamos matado todo… El siguiente ponente disertó sobre si hay nueva física en el sabor (en particular en los mesones bellos), en su última transparencia, había escrito un ‘No’ rotundo. Alguien le preguntó si había espacio para la nueva física y tras unos minutos de silencio dijo: ‘quizás… en la búsqueda a dos muones del mesón bello extraño, pero mejor, esperamos a la siguiente charla…’ (la mía, que versaba sobre ese tema). En ese momento, la presidenta de la sesión hizo un receso para tomar café porque íbamos retrasados. Yo me sentía algo mal con la forma en la que se había tratado el asunto: romper juguetes, robar la bici, matar las posibilidades… todo sonaba demasiado negativo, así que empecé mi charla diciendo que sí, era cierto que todos soñamos con una bicicleta nueva, que tenga nuevos ‘gadgets’, que sea más ‘fancy’, pero que no podíamos olvidarnos que nuestra vieja bici (que ya tiene casi medio siglo) funcionaba perfectamente, perfectamente. Pero no pude evitar sentir que robé, rompí y maté los sueños de muchos teóricos al presentar los resultados de mi experimento en la búsqueda del bosón de belleza extraña a dos muones, y de cuyo análisis es en gran parte responsable y principal actor, Xabier Cid, estudiante de doctorado de la USC. Nuestra conclusión no admite recurso: No hay nuevas partículas (al menos hasta 200 veces la energía actual del LHC). Un reputado físico teórico dijo aquella misma noche, en su mano llevaba un vaso de licor ya casi vacío, que después de nuestro resultado estaba en estado de ‘shock’.
‘Y como si no tuviéramos bastante’, me decía Belen en el rellano, ‘¡Los chinos acaban de midir theta13!’. Aquella noticia cayó como un jarro de agua fría en la conferencia. Los propios organizadores se disculparon. No había ningún ponente sobre ese tema. Ellos habían invitado a la colaboración de ‘Daya Bay’ para que presentase este resultado en Moriond sin éxito. La oscilación entre las distintas familias de neutrinos es hoy en día un hecho incontestable que costó 40 años probar. Estas oscilaciones se articulan mediante una matriz de rotación con tres ángulos. Dos de ellos se conocen desde hace unos años, faltaba el tercero, theta13. Si no hubiese sido por el tsunami del 11 de Marzo de 2011, que paralizo el acelerador JPARC en Japón, quizás hubiesen sido los japoneses los primeros en medirlo. O habrían sido los franceses no se hubiesen retrasado en la construcción de sus detectores en Chooz en el norte de Francia, junto a una central nuclear. O más bien si ésta hubiése tenido mayor potencia. La que tienen los seis reactores nucleares que hay en la central de ‘Daya Bay’ en el norte de China, junto a la costa. Sólo se han necesitado 55 días para medir theta13, su valor es 10º.
No nos faltan motivos para estar ‘colgados’ como decía Belen. Si theta13 es 10 grados ahora podemos estudiar si los neutrinos y los antinuetrinos oscilan igual y entender (quizás) por qué el Universo esta hecho de materia y no de antimateria. Para ello bastará con enviar un haz intensísimo de neutrinos desde, digamos el CERN, a un detector situado como a 2600 km, digamos, en algún lugar de Finlandia. ¡Pongámonos manos a la obra! Y si el bosón de Higgs, perdón, de Englert-Higgs, tiene una masa de 126 GeV, entonces tiene que desintegrarse, como predice el modelo estándar, a un buen número de partículas. ¡Construyamos entonces una máquina para estudiarlo! ¡Un colisionador de electrones y positrones en el mismo anillo donde esta ahora el LHC! ¡Quizás el Higgs se desintegre a la materia oscura!, ¡quizás haya más física detrás del Modelo Estándar! Es posible que la semana pasada muchos teóricos creyesen que les habíamos roto los juguetes, pero para los físicos experimentales se han abierto nuevas puertas por las que salir a explorar en este mundo misterioso de lo más pequeño.
Alain Blondel concluyó la conferencia con una transparencia en la que había escrito ‘Adoramos Moriond’ sobre una fotografía de las laderas nevadas de los Alpes, lo que produjo más de una risa. Porque, aunque no lo dije, las sesiones paran al mediodía, tiempo que algunos aprovechamos para esquiar. Blondel lo dejo claro: ‘por la física, adoramos Moriond, ¡por la física!’.
¿Y se habló de los neutrinos de Opera? Sí, claro, pero eso es material, como en otras ocasiones, para otra entrada que tendrá que esperar unos meses, los que necesitan nuestros colegas de Opera para realizar sus últimas comprobaciones.